QUINTA SEMANA
PRIMERA LECTURA
Karl R .Popper: La lógica
de la investigación científica.
El
hombre de la ciencia, en el campo de las ciencias empíricas construye hipótesis
o sistemas de teorías y las contrasta con la experiencia por medio de
observaciones y experimentos. La lógica de la investigación científica tiene
por objeto analizar el procedimiento por el cual se somete a prueba empírica
una nueva idea una vez propuesta.
Popper
se centra en 3 grandes problemas:
a)
El problema de la inducción que consiste en la ausencia de justificación lógica
para pasar de enunciados acerca de relaciones observables acerca de un número
finito y accesible de eventos a conclusiones generales no accesibles a la
inspección.
b)
El problema de la demarcación que consiste en encontrar un criterio adecuado
que permita distinguir entre ciencias empíricas y sistemas metafísicos.
c)
El problema de la base empírica que concierne a la justificación de los
enunciados básicos o de observación.
a) El problema de la inducción
Popper se opone a la
tesis de los métodos inductivos, según la cual, la lógica de la investigación
científica seria idéntica a la lógica inductiva (método por el cual se infieren
enunciado universales, que pueden ser teorías o hipótesis de enunciados
singulares o particulares). Se conoce con el nombre del problema de la
inducción a la cuestión acerca de si están justificadas las inferencias
inductivas, o bajo qué condiciones lo están.
Si se quiere
justificar las inferencias inductivas, primero se debe establecer un principio
de la inducción, que sería un enunciado con cuya ayuda pudiéramos presentar
dichas inferencias de una forma lógicamente aceptable. Pero para Popper si
existiera un principio de inducción puramente lógico (analítico/formal) no
habría problema de la inducción. Por lo tanto, el principio de inducción tiene
que ser un enunciado sintético, uno cuya negación no sea contradictoria, sino
lógicamente posible. Sin embargo para Popper es superfluo todo principio de
inducción y lleva a incoherencias lógicas.
En cuanto a las
condiciones bajo las que están justificadas las inferencias, para los
inductivistas la inducción sirve para decidir sobre la probabilidad. Popper
rechaza esto ya que con recurrir a la probabilidad, se tendrá que justificar
invocando un nuevo principio, y así sucesivamente. Es decir, que la lógica de
la inferencia probable conduce a una regresión infinita.
Concluyendo Popper se
opone a la inducción ya que la verdad de las hipótesis universales no puede ser
justificada. Para Popper, una hipótesis solo puede contrastarse empíricamente
solo después de que ha sido formulada la Contrastación deductiva de teorías.
1) Presentada una
nueva idea se extraen conclusiones de ella por medio de una deducción lógica
las cuales se comparan entre sí y con otros enunciados, con el objetivo de
hallar las relaciones lógicas que existan entre ellas. (No tiene que haber
contradicciones).2) Se estudia la forma lógica de la teoría (no pueden haber
tautologías y contradicciones).3) Se compara con otras teorías para evitar que
la teoría planteada sea igual a otra o, en el caso que lo sea, que aporte una
innovación científica.4) Se contrasta la teoría por medio de la aplicación
empírica de las conclusiones que pueden deducirse de ella.
Si las consecuencias
observables concuerdan con las conclusiones y la teoría pasó con éxito las
contrastaciones no se encuentra motivo para desecharla, por lo cual se
corrobora y se la a1ceptara provisoriamente. Pero si las conclusión deducidas
resultan falsas, es decir si la conclusión fue falsada la teoría también será
falsa.
b) El problema de la demarcación
Al rechazar el método
de la inducción, Popper, priva a ciencia empírica de lo que parece ser su
característica más importante, es decir, que hace desaparecer las barreras que
separan la ciencia de la especulación metafísica. ¿Cómo se separa la metafísica
de la ciencia empírica mediante el método de inducción? Para los positivistas
antiguos científico es un término que deriva de la experiencia y para los
positivistas modernos un enunciado es científico si deriva de la experiencia
cuyo significado es su método de verificación. Estos criterios no incluyen la
metafísica (términos de nivel 3) por lo cual se separan.
Para Popper, la
lógica inductivista no proporciona un rasgo discriminador apropiado del
carácter empírico, es decir, que no proporciona un criterio de demarcación
apropiado. El problema de la demarcación se produce al encontrar un criterio
que nos permita distinguir entre las ciencias empíricas, por un lado, y los
sistemas metafísicos, por otro. El hallazgo de un criterio de demarcación
aceptable tiene que ser una tarea crucial de cualquier epistemología que no
acepte la lógica de la inducción.
La falsabilidad como criterio de
demarcación
Para Popper las
teorías no son nunca verificables empíricamente por lo cual el criterio de
demarcación que se debe adoptar es el de falsabilidad. Un enunciado va a ser
científico cuando sea falsable o refutable y para ello es necesario poder
describir bajo que condiciones es falsable.
Esta propuesta esta
basada en una asimetría entre la verificabilidad y la falsabilidad, asimetría
que se deriva de la forma lógica de los enunciados universales 8no se pueden
deducir de enunciados singulares, pero estos, por medio de modus tollens,
pueden falsarlos).
La posibilidad de
falsar las hipótesis es una diferencia notoria que se observa al comparar los
animales con los seres humanos, afirma Popper; todos los animales poseen algún tipo
de inferencia inductiva a partir de sus experiencias, pero no son capaces de
falsar sus resuposiciones. La falsabilidad de una teoría puede sintetizarse en
una pregunta muy simple: “¿Bajo qué condiciones admitiría que mi teoría es
insostenible?”
El desarrollo de su
defensa de la falsabilidad va pareja a la crítica lógica a la inducción que
parte de que sólo pueden existir observaciones limitadas sobre determinados
acontecimientos en número finito, y sin embargo las leyes científicas aspiran a
tener validez universal, pero no puede
justificarse el paso de una serie de observaciones particulares a leyes
generales
Inmediatamente surge
el problema de la justificación del paso de las primeras a las segundas . Hay
una asimetría entre verificación y falsación que descansa en la asimetría entre
enunciados universales y particulares;
un enunciado universal no es la conjunción de un número finito de enunciados
particulares. Esta asimetría es la base de la posibilidad de la falsación.
Un enunciado
universal en sentido estricto afecta a un número potencialmente infinito de
casos, mientras que un universal en sentido numérico es simplemente la
conjunción de un número finito de enunciados particulares:
Aquí
radica una de las principales diferencias entre falsación y verificación, la
imposibilidad de dar el salto de lo particular de las observaciones a lo
universal de las leyes, pues un enunciado de ley general aporta más información
que la mera conjunción de enunciados sobre observaciones particulares. La
propuesta de Popper va en otro sentido; los enunciados existenciales indican la
existencia concreta de una entidad que cumple una propiedad, mientras que los
universales afirman que toda entidad que cae bajo su dominio cumple la propiedad
que afirman o, lo que es lo mismo, niegan la existencia de algún ser que no la
cumpla.
Los enunciados
existenciales no se pueden falsar a no ser que se examine todo el universo en
todo tiempo, pero los universales sí, ya que actúan a modo de prohibiciones,
pues restringen los enunciados empíricos
compatibles con la teoría; basta encontrar un caso que transgreda la
prohibición para falsarlo. Siendo T una teoría que conste de al menos una
proposición universal y q una
consecuencia empíricamente contrastable en forma de enunciado existencial, se
cumple que:
Este
es el fundamento lógico básico de la falsación y su diferencia respecto a la
verificación; aunque las leyes no pueden ser verificadas por la experiencia, sí
pueden ser refutadas por esta.
Una
teoría compatible con toda observación es tautológica y por tanto no científica,
y una con ninguna, es contradictoria y tampoco científica, con lo que el
criterio de demarcación de la ciencia para Popper es el de ser falsable.
No
obstante, aunque una teoría infalsable no es científica, no es necesariamente un
sinsentido, pese a que no pueda ser contrastada con la evidencia empírica;
igualmente una teoría falsable que no haya sido falsada es científica, pero no
necesariamente verdadera. Estas son algunas de las principales diferencias con los
miembros del Círculo de Viena, que identificaban el criterio de demarcación con
el de sentido y que consideraban que la verificación de una teoría la hacía
verdadera en algún grado. Para Popper, el pasar con éxito una falsación no hace
más cierta una hipótesis científica, que siempre conserva su carácter
provisional y puede ser falsada en el futuro, ya que considerar que el haber
pasado con éxito una prueba en el pasado garantiza un éxito futuro es
precisamente apelar a la inducción.
Así
cree Popper haber resuelto el problema de Hume sobre la inducción y el problema
de la demarcación. Mientras los neopositivistas habían intentado resolver el
problema de la inducción como base de la demarcación entre ciencia y
metafísica, Popper corta de raíz el mismo, señalando su invalidez como método.
La falsación es un criterio de demarcación, pero no de sentido, es una decisión
metodológica que permite contrastar las hipótesis y hacer que el conocimiento
crezca, aunque no es por sí sola lo que hace que el conocimiento científico
aumente, ya que requiere la formulación previa de conjeturas arriesgadas
falsables. Cuantas más afirme una teoría más, más se compromete y más
posibilidades tiene de ser refutada, y por tanto más científica es.
c) El problema de la base empírica
Los
problemas de la base empírica (los que se refieren al carácter empírico de
enunciados singulares y a su contrastación) pertenecen a la teoría del
conocimiento, como las experiencias perceptivas y enunciados básicos.
Hay
3 formas de aceptar un enunciado básico 1) Aceptándolo sin justificación
(dogmatismo) 2) Aceptándolo en base a otros enunciados (Regresión infinita) 3)
Aceptándolo justificándolo por la experiencia perceptiva (Psicologismo)
Para
Popper, estas 3 formas son rechazadas junto con los problemas de la inducción y
de la demarcación, ya que no es posible proponer un enunciado científico
basándonos en nuestra experiencia inmediata, es decir, los enunciados
universales no pueden ser inferidos de enunciados básicos justificados por
alguna de estas 3 formas.
El
carácter dogmático se torna inocuo ya que el desistimiento de justificarlo es
provisorio, pudiendo contrastarse si se tuviera necesidad de ello. La regresión
infinita también es inocua ya que no se pretende probar enunciado alguno a
partir de ella. La decisión de aceptar que un enunciado básico tiene una
conexión con nuestras experiencias también resulta inocua ya que las
experiencias solo motivan la aceptación o negación del enunciado sin pretender
justificar el mismo en base a nuestras experiencias. Además la experiencia
perceptiva solo puede proporcionarnos un conocimiento acerca de hechos que
percatamos, pero no justifica la verdad de ningún enunciado ya que nuestro
conocimiento, como un sistema de disposiciones, puede estar unido a sentimientos
de creencia o convicciones.
Por
lo cual siempre que una teoría se someta a contraste (Sea corroborada o
refutada) el proceso tiene que detenerse en algún enunciado básico que
decidamos aceptar. Si no llegamos a una decisión, y no aceptamos un enunciado básico,
la contrastación no tiene sentido. Por lo cual Popper es convencionalista en lo
que respecta a enunciados básicos: Si se llega a un procedimiento en el cual
uno de los enunciados su aceptación o rechazo es probable, los investigadores
deberán ponerse de acuerdo.
Popper
aplicó el falibilismo es una concepción acerca de la ciencia natural según la
cual el conocimiento científico es
vulnerable, en el sentido de que no se puede afirmar categóricamente que nuestras teorías
científicas son verdaderas. En todo caso, lo que se puede decir sin caer en la
petulancia es que nuestras teorías científicas son probablemente verdaderas.
En
el futuro, con toda seguridad, buena parte de las teorías que la comunidad
científica acepta serán falseadas, refutadas, relativizadas a un ámbito local,
etc.
De acuerdo con Popper
los científicos proceden mediante:
(1) conjetura de
hipótesis para explicar los datos problemáticos,
(2) deducción de
consecuencias a partir de esas hipótesis, y
(3) prueba de esas
consecuencias, con el resultado de que, o bien la hipótesis
es refutada o, si no,
es, hasta cierto punto, corroborada.
Frente a la defensa
de la inducción como método científico y como criterio de demarcación
de la ciencia, Popper
va a proponer un enfoque del problema de la demarcación basado en la falsabilidad.
Popper acepta la
crítica de Hume a la inducción hecha en el Tratado de la naturaleza humana en
la que el filósofo escocés planteaba el problema que se daba al intentar
compatibilizar el principio del empirismo con el principio de la inducción, ya
que justificar éste de forma no
apriorística caía en un proceso infinito de justificaciones. La inducción no es válida lógicamente porque, por muchas pruebas
que se consigan a favor de un enunciado universal,
en principio siempre sería posible encontrar en el futuro una observación empírica que lo falsee.
No obstante, que en
la práctica se usa como método de inferencia, justificado o no, es un hecho.
Popper centra su interés en la justificación del conocimiento, no en el modo en
el que éste es obtenido, y afirma que “la etapa inicial, el acto de concebir o
inventar una teorema no parece que exija un análisis lógico ni sea susceptible
de él”. Siguiendo el razonamiento de Hume, separa los aspectos psicológicos y
metodológicos de la inducción centrándose en los últimos.
Reichenbach había
distinguido entre contexto de descubrimiento y contexto de justificación,
siguiendo la distinción establecida por Herschel. Popper va a basar su estudio
del carácter normativo de la ciencia en el segundo. Respecto a la centralidad
del descubrimiento, Popper afirma que “retrocediendo hasta Hume, Mill y Mach, la
mayoría de los filósofos tomaron al conocimiento humano como algo establecido”,
mientras que para él “lo interesante era el conocimiento problemático, el
aumento del conocimiento - el descubrimiento”, es decir, su crecimiento y por
tanto el método que lo hace posible. De este modo, para Popper proponer la inducción
como rasgo que demarque a la ciencia frente a otras formas de pensamiento no es
correcto, y la metodología científica no es el conjunto de reglas que permiten
llegar al conocimiento científico a partir de la experiencia, pues a la formulación
de hipótesis puede llegarse de muy diversas formas, sino el conjunto de reglas
que permiten evaluarlo.
Hasta ahora se ha
aceptado que tanto las teorías como los posibles falsadores de las mismas son enunciables en forma proposicional. Sin
embargo surge una dificultad al constatar que, aunque un enunciado falsador
posee la forma de un enunciado existencial singular, ya que hace referencia al
menos a un concepto ha de contener al menos un universal que por tanto no
proviene inmediatamente de la experiencia, lo cual aboca a la cuestión del
fundamento de la base empírica de una teoría. El saber cuándo un enunciado
falsador es verdadero plantea ya un problema que lleva a las tres alternativas
que configuran el trilema propuesto por J.F. Fries, Aceptar estos enunciados
dogmáticamente, justificarlos a partir de otros enunciados, lo que da origen a
una regresión infinita, o bien justificarlos por la experiencia directa.
Ya que Popper no
acepta la inducción, argumenta que el método científico no trata de partir de
observaciones puras y ascender por la escalera de la ciencia hacia enunciados
cada vez más generales, pues de hecho toda observación presupone una teoría
previa, un punto de partida y problemas teóricos, no hay una observación pura ;
el hecho de observar ya conlleva una carga teórica, ya que observar no es
registrar en bruto todas las impresiones sensoriales. Hay una preconcepción de
aquello que se espera observar, una cierta discriminación que se basa en una
carga teórica.
La solución al
trilema planteado intenta evitar el recurso al psicologismo de la experiencia
directa aceptando los enunciados básicos como una regla de método, que evite proponerlos
como dogma inatacable pero a la vez como remedio al recurso infinito de
sucesivas justificaciones . En otras palabras, en algún momento hay que parar en
el proceso de asumir ciertos enunciados, pero con la idea de que en un futuro
se puede proseguir analizando estos enunciados antes aceptados. En definitiva,
“la base empírica de la ciencia no tiene nada de absoluta; la ciencia no está
cimentada sobre roca”, no se basa en lo dado, sino que se apoya en estratos
sucesivamente más profundos y más firmes, pero no hay un último cimiento. El desarrollo
de la ciencia es así la sucesión de hipótesis arriesgadas que van siendo
refutadas en favor de otras mejores.
De este modo se
observa que Popper tiene una visión evolutiva del desarrollo de la ciencia. Como
afirma él mismo, la preferencia de una teoría respecto a otras “no se debe a
nada semejante a una justificación experimental de los enunciados que componen
una teoría, es decir, no se debe a una reducción lógica de la teoría a la
experiencia. Se elige la teoría que se mantiene mejor en la competición con las
demás teorías, la que por selección natural muestra ser más apta para
sobrevivir; y ésta será la que no solamente haya resistido las contrastaciones
más exigentes, sino que sea, asimismo, contrastable del modo más riguroso”.
En este punto, una
cuestión que surge a la hora de considerar que existen distintas teorías en
liza es que éstas puedan ser comparables por ser contrastables en distinto
grado, con lo que Popper se adentra en un terreno que más adelante, al
considerar la verosimilitud de las teorías, le ocasionará numerosos problemas.
Considera varios aspectos dentro de una teoría; en primer lugar la dimensión y
la relación de subclasificación entre teorías. Dadas dos teorías, T y U , si T c
U , entonces la segunda es falsable en mayor grado que la primera por tener
mayor posibilidad de ser contrastada con los enunciados básicos, que puede
hacerse comparando sus enunciados. A la hora de comparar la falsabilidad de dos
enunciados simples se plantean las siguientes opciones:
a.- Un enunciado x es
falsable en mayor grado que otro y, Fsb(x) > Fsb(y), si y sólo si la clase
de los posibles falsadores de y es subclase propia de x.
b.- Si los posibles
falsadores de y son los mismos que los de x, entonces x e y tienen el mismo
grado de falsabilidad.
c.- Si ninguna clase
de los posibles falsadores de una incluye a los de la otra, los grados de
falsabilidad de x e y no son comparables.
La falsabilidad de un
enunciado empírico estará comprendida entre 0 y 1 sin incluir ambos extremos.
Para una tautología y para un enunciado metafísico, Fsb(m) = Fsb(t) = 0 por no
ser falsables de ningún modo, y para una contradicción Fsb(c) = 1. Igualmente
dos teorías pueden ser comparables por su dimensión, de forma que el grado de
falsabilidad de una teoría aumenta cuanto menor sea su dimensión.
Popper reduce también
otros conceptos que se habían propuesto como deseables en una teoría científica,
como la sencillez, al grado de contrastabilidad, sin recurrir a criterios
pragmáticos o estéticos. De este modo, una teoría más sencilla es una teoría
falsable más fácilmente.
La universalidad y la
precisión de una teoría, características también deseables de la misma, son
reducibles a un mayor contenido empírico. Un mayor grado de universalidad en
una teoría implica un mayor contenido empírico, igual que una mayor precisión,
pero comparar teorías con distinta universalidad y precisión que no se
encuentren en una relación de orden es problemático, como en el caso propuesto
abajo. Siendo p más universal que q y éste que s, es fácil ver que el contenido
empírico de p es mayor que el de q y s. Análogamente sucede con el grado de
precisión de p, r y s en ese orden. Sin embargo, es problemático comparar el
grado de falsabilidad de q y r, situación que Popper ilustra según este
esquema:
Probabilidad
y Corroboración.
Respondiendo al
problema de la interpretación de los enunciados probabilitarios, Popper hace
una crítica de la posición de Reichenbach, que coincidía con Popper en la
imposibilidad de lograr un conocimiento plenamente cierto aceptando la tesis de
Hume, pero difería de Popper en su propuesta de solventar la crítica a la
inducción recurriendo a la probabilidad. Reichenbach identifica la probabilidad
con el límite de la frecuencia relativa; esto es criticado por Popper, ya que
precisamente sólo se conoce un fragmento finito de observaciones de un suceso,
del cual no puede inferirse una secuencia infinita, por las mismas razones que
ha aducido anteriormente, pues es ilegítimo pasar de una serie de observaciones
particulares a un enunciado universal.
Igual que Popper,
Reichenbach cree imposible alcanzar un conocimiento cierto de la verdad, pero
sí una aproximación probabilista. Por ello, la inferencia inductiva en
Reichenbach es un postulado hipotético, no un procedimiento para conseguir
enunciados verdaderos, pero para Popper la ciencia busca explicaciones, no
teorías meramente probables, por lo que rechaza la postura de Reichenbach.
Según Popper un enunciado probabilitario es metafísico, pues es completamente
infalsable, ya que es compatible con cualquier resultado ; en particular es problemático
el caso de los enunciados probabilitarios en la física cuántica.
Popper contrapone la
lógica probabilitaria con la lógica inductiva, y frente a las posturas estadísticas
cree que la corroboración de una teoría no es una medida de su grado de
validez, sino simplemente el resultado el haber salido una teoría indemne de
las contrastaciones a las que es sometida, aunque esto no asegura que no pueda
resultar falsada en un futuro. Dicho de otro modo, la corroboración pasada no
asegura el éxito de la teoría en el futuro de ningún modo. No obstante, es
cierto que unas teorías están mejor corroboradas que otras, hay una cierta “dureza”
que depende del grado de corroborabilidad de una teoría. Una teoría está
corroborada mientras salga indemne de las pruebas a las que se la somete, pero
en la práctica el grado de corroboración, concepto distinto al de grado de
probabilidad, no es completo. Igual que el grado de falsación entre dos
teorías, el de corroboración no es comparable siempre. Una teoría no se descarta
porque no esté completamente corroborada, siempre que no haya una teoría mejor
y que haya unas bases mínimas que permitan considerarla mínimamente, y existe
una relación entre el grado de falsabilidad de una teoría y el de corroborabilidad.
Por tanto para Popper la ciencia no es conocimiento, ni siquiera probabilidad,
“nunca puede pretender que ha alcanzado la verdad” , si bien sí acercarse a
ello.
El falibilismo es una
concepción acerca de la ciencia natural según la cual el conocimiento científico es vulnerable, en el
sentido de que no se puede afirmar categóricamente
que nuestras teorías científicas son verdaderas. En todo caso, lo que se puede decir sin caer en la petulancia
es que nuestras teorías científicas son
probablemente verdaderas. En el futuro, con toda seguridad, buena parte de las
teorías que la comunidad científica
acepta serán falseadas, refutadas, relativizadas a un ámbito local, etc.
De acuerdo con Popper
los científicos proceden mediante:
(1) conjetura de
hipótesis para explicar los datos problemáticos,
(2) deducción de
consecuencias a partir de esas hipótesis, y
(3) prueba de esas
consecuencias, con el resultado de que, o bien la hipótesis es refutada o, si no, es, hasta cierto punto,
corroborada.
Frente a la defensa
de la inducción como método científico y como criterio de demarcación de la
ciencia, Popper va a proponer un enfoque del problema de la demarcación basado
en la falsabilidad.
Popper acepta la
crítica de Hume a la inducción hecha en el Tratado de la naturaleza humana en
la que el filósofo escocés planteaba el problema que se daba al intentar
compatibilizar el principio del empirismo con el principio de la inducción, ya
que justificar éste de forma no
apriorística caía en un proceso infinito de justificaciones. La inducción no es
válida lógicamente porque, por muchas
pruebas que se consigan a favor de un enunciado universal, en principio siempre sería posible
encontrar en el futuro una observación empírica que lo falsee.
No obstante, que en
la práctica se usa como método de inferencia, justificado o no, es un hecho.
Popper centra su interés en la justificación del conocimiento, no en el modo en
el que éste es obtenido, y afirrma que “la etapa inicial, el acto de concebir o
inventar una teorema no parece que exija un análisis lógico ni sea susceptible
de él”
Siguiendo el
razonamiento de Hume, separa los aspectos psicológicos y metodológicos de la
inducción centrándose en los últimos. Reichenbach había distinguido entre
contexto de descubrimiento y contexto de justificación, siguiendo la distinción
establecida por Herschel. Popper va a basar su estudio del carácter normativo
de la ciencia en el segundo. Respecto a la centralidad del descubrimiento, Popper
afirma que “retrocediendo hasta Hume, Mill y Mach, la mayoría de los filósofos
tomaron al conocimiento humano como algo establecido”, mientras que para él “lo
interesante era el conocimiento problemático, el aumento del conocimiento - el
descubrimiento -” , es decir, su crecimiento y por tanto el método que lo hace
posible. De este modo, para Popper proponer la inducción como rasgo que
demarque a la ciencia frente a otras formas de pensamiento no es correcto, y la
metodología científica no es el conjunto de reglas que permiten llegar al conocimiento
científico a partir de la experiencia, pues a la formulación de hipótesis puede
llegarse de muy diversas formas, sino el conjunto de reglas que permiten
evaluarlo.
La Falsabilidad es la
posibilidad de falsar las hipótesis es una diferencia notoria que se observa al
comparar los animales con los seres humanos, afirma Popper; todos los animales
poseen algún tipo de inferencia inductiva a partir de sus experiencias, pero no
son capaces de falsar sus presuposiciones. La falsabilidad de una teoría puede
sintetizarse en una pregunta muy simple: “¿Bajo qué condiciones admitiría que
mi teoría es insostenible?”
. El desarrollo de su
defensa de la falsabilidad va pareja a la crítica lógica a la inducción que
parte de que sólo pueden existir observaciones limitadas sobre determinados
acontecimientos en número ?nito, y sin embargo las leyes científicas aspiran a
tener validez universal, pero no puede justificarse el paso de una serie de
observaciones particulares a leyes generales.
Inmediatamente surge
el problema de la justificación del paso de las primeras a las segundas.Hay una
asimetría entre verificación y falsación que descansa en la asimetría entre
enunciados universales y particulares; un enunciado universal no es la
conjunción de un número ?nito de enunciados particulares. Esta asimetría es la
base de la posibilidad de la falsación. Un enunciado universal en sentido
estricto afecta a un número potencialmente infinito de casos, mientras que un
universal en sentido numérico es simplemente la conjunción de un número ?nito
de enunciados particulares:
La reflexión sobre la
naturaleza y el método de la ciencia ha ocupado una gran cantidad de
pensamiento filosófico del siglo XX, especialmente en el ámbito de la filosofía
analítica aunque no de forma exclusiva, y de hecho gran parte de los problemas
que se van a estudiar ya habían sido planteados o anticipados por autores
anteriores de un modo u otro. El paradigma neopositivista, con el cual puede
entenderse en diálogo la primera parte de la obra de Popper, tuvo que
enfrentarse al problema de la inducción; no se podía apelar a principios a
priori por tratarse de una corriente de carácter empirista. Frente a esto, la
propuesta de Popper va a rechazar de plano la inducción y la verificación de las
teorías desde el punto de vista metodológico y a proponer la falsación como
criterio de demarcación de la ciencia. No importa la forma en la que se llegue
a las hipótesis científicas, opina Popper, sino el que estas sean contrastables con
la evidencia empírica, es decir, una hipótesis es científica si es capaz de
enfrentarse a la prueba de la contrastación con los datos empíricos. Si una
teoría está hecha de tal modo que no puede someterse a esa prueba entonces no
es científica, toda teoría científica ha de tener un grado suficiente de carga
empírica. El haber pasado con éxito la prueba de la contrastación con la
realidad simplemente corrobora la teoría en su momento actual, pero no
garantiza su éxito futuro, pues no hay un mecanismo inductivo ascendente claro
y seguro que garantice el éxito de una teoría. La teoría de Newton gozó de
corroboraciones abundantes hasta que finalmente fue falsada, y es previsible que
en un futuro las teorías actuales corran el mismo destino al ser falsadas y
desplazadas por teorías mejores que expliquen más satisfactoriamente la
realidad. Ese es el mecanismo básico de la ciencia para Popper.
Hay varios puntos
criticables en esta concepción de la ciencia popperiana, algunos de los cuales
se harían evidentes más adelante, y otros inmediatamente. Cabe hacerse varias
preguntas al respecto, como si la falsabilidad es un criterio aplicable en la
práctica a la ciencia, es decir, si es suficiente y también es necesario, ya que
una gran cantidad de teorías científicas que de hecho son aceptadas no serían
falsables según los estrictos criterios de Popper y no por eso dejan de ser
válidas en la práctica efectiva de la ciencia. Otra cuestión es la relación
entre las teorías científicas y la controvertida cuestión de la verdad y la
verosimilitud. Popper cree en una verdad y una realidad existentes aunque nunca
alcanzables, pero tampoco existe un método para medir el grado de cercanía de
una teoría a la verdad que no acabe siendo insuficiente o lógicamente
contradictorio. Efectivamente, el postular una verdad la cual no puede saberse
si se ha alcanzado es como mínimo problemático. Una tercera cuestión se refiere
a la naturaleza del método científico que permita formular las hipótesis
científicas. Popper no concede importancia a la forma de enunciación de las
teorías, reduciendo todo el sistema de la ciencia a una sucesión de hipótesis
arriesgadas y ulteriores falsaciones que la corroborarán o desecharán. No deja
de parecer poco racional el dejar de lado la fase de formulación de las
hipótesis para centrarse exclusivamente en la forma en la que se justifican.
Popper ha pasado a la
historia como defensor a ultranza de un racionalismo crítico que está en un
continuo proceso de postulación y examen de ideas, opuesto en todo momento al
empirismo ingenuo que quiere partir de la experiencia pura, pero aún más si
cabe del dogmatismo, sea en ciencia, sea en filosofía, sea en política. Esta
alabanza de la crítica racional constante, sin descanso, que nunca pretende
haber alcanzado una verdad en la que instalarse cómodamente, merece el más alto
elogio. Él debe tanto a sus detractores y adversarios en el plano intelectual como
ellos a él, y muchos filósofos de la ciencia posteriores son en gran medida
herederos de esta visión racionalista pero no inflexible, tanto aquellos que han
pretendido reformular el falsacionismo en términos menos ingenuos como aquellos
que han cuestionado la propuesta popperiana en favor de otros enfoques. En
suma, si bien no se puede decir que Popper haya pasado a la historia por haber
propuesto un método científico práctico, realista y eficaz, su crítica ha sido
saludable y ha permitido abrir nuevos horizontes, muchas veces netamente
distintos a los del propio Popper, pero esto es algo que no habría que
lamentar, sino más bien celebrar.
Resumen
elaborado por Pedro Torres
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